“Mi padre padece trastorno bipolar. Es adicto a la cocaína y al alcohol. Este libro habla sobre él.”
El dibujante Arnau Sanz (Barcelona, 1984) se vale de esta contundente introducción en la novela gráfica de carácter autobiográfico Albert contra Albert para mostrarnos de qué manera la condición de su padre le afecta a él en su día a día.
Para hacerlo, el autor intercala situaciones de su vida cotidiana en las que de repente suena el teléfono y tiene que acudir a ayudar en distintos episodios provocados por el trastorno de su padre; con saltos en el tiempo de los que se vale para mostrar momentos clave de la historia: el momento en que su padre empezó a consumir, el momento en el que consiguió su empleo en el banco, el momento en que su padre dejó la casa familiar…
Todo esto respaldado por un dibujo esquemático cargado de recursos que contribuyen a la narración: caras que se descomponen, nombres malditos que aparecen siempre tachados, los colores identificados con cada personaje empleados de manera expresiva…
Y, por supuesto, los personajes: el propio Arnau y su sensación de “siempre me toca pringar a mí”, los abuelos en los que podemos reconocer a tantos abuelos siempre decididos a apoyar a sus hijos cuando todo lo demás parece darle la espalda, las malas influencias, los conocidos y sus a menudo inoportunos comentarios, y, sobre todo, su padre y el cariño por él que de manera sutil se respira en cada una de las duras escenas que Arnau dibuja sin caer en el dramatismo fácil.
Me resta decir que me he quedado con ganas de más y que eso es una gran señal.
Gracias por compartir tu historia de esta manera, Arnau.
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