Continentes
que importan
Si
te dedicas al diseño de complementos, es fácil adivinar que tus
futuros clientes aprecian la belleza. Nos acercamos a tres
diseñadoras de joyas que tienen muy en cuenta que la belleza de sus
piezas comienza con la presentación y este pequeño detalle marca
una gran diferencia.
A
veces, los envases trascienden de su función protectora y su
intención identificadora de una marca para convertirse en parte de
la obra que contienen y añadirle un marco estético y semántico
dispuesto a hacer nuestras delicias.
Hay
una historia detrás de cómo Zoe Arnold, Betty Pepper y Lucía
Vergara (Après
Ski), acabaron interviniendo el continente de sus complementos
en pos de multiplicar su capacidad de transmitir sensaciones.
Zoe
cuenta que desde pequeña le gustaba decorar cajas. Le fascinan los
envoltorios que se convierten, no solo en el contexto de la joya,
sino en una especie de pequeño museo portátil. “Mis
piezas son conocidas por ser inusuales y extravagantes, con un halo
surreal, como si se tratase de tesoros desenterrados de las
profundidades de nuestras cabezas. Son a menudo delicados y
complicados con el uso de diversos materiales y técnicas. No me
limito a emplear materiales preciosos. Me guío más por las formas y
emociones que provocan que por su uso como símbolo de estatus
monetario”."La caja actúa como un marco que añade otra capa de contenido y puede
plantear un reto: «buscar una asociación que relacione
satisfactoriamente la imaginería del continente con la de la pieza
interior».
Lucía
cuenta que la idea de que el packaging tuviera el formato de caja de
cerillas se le ocurrió junto al artista Antonio Ladrillo (uno de los
colaboradores que han customizado una serie de sus cajas). “Nos
encantó la idea de que el exterior fuera una especie de soporte
publicitario, como antiguamente. Nos pareció interesante colaborar
con ilustradores que pudieran dar su trabajo a conocer a través de
mi producto”. Hasta
la fecha, Lucía ha contado con amigos o conocidos a los que admira
pero reconoce que, ahora que vive en Londres, tiene una lista
pendiente de ilustradores ingleses con los que le gustaría
colaborar. “Les doy libertad total, la única limitación es que la
impresión ha de ser a una tinta o dos”.
La
inspiración literaria está muy presente en las piezas de Zoe Arnold
y Betty Pepper. Zoe es poeta y toma sus poemas como punto de partida
para la creación de sus piezas. Betty sueña con volver la vista
atrás en el futuro y encontrar que ha creado una biblioteca secreta
de libros/cofres de joyas con historias dentro de historias. “Me
gusta usar libros antiguos como lecho narrativo en el que descansan
mis piezas”. Betty suele usar libros “huérfanos” encontrados
en mercadillos benéficos. “Me inspira la forma en que hablan de
dónde han estado o a quién han pertenecido, independientemente de
su contenido. Sus inscripciones, sus aromas, las pistas de cómo han
sido tratados o maltratados...”
El
principio de todo fue la serie Book
keeping,
basada en el poema de John Wood “Poem
for Everyman”, que habla
sobre lo que escondemos de nosotros mismos y lo que mostramos a los
demás. “Pensé en la frase “nunca juzgues un libro por sus
tapas” y, a partir de ahí, empecé a construir una biblioteca
secreta en las que las cosas no siempre son lo que aparentan. Los
libros eran cajas de joyas y las joyas no están hechas con los
materiales tradicionales”.
Acorde
con su gusto por recuperar objetos que han tenido una vida anterior,
a Betty le gusta reutilizar telas antiguas como componente esencial
de sus accesorios. “Me da pena la facilidad con que se desechan las
prendas textiles después del tiempo y la ilusión invertidos en su
elaboración. En las joyas, aún hay trazos de los perfumes, los
patrones, los colores desgastados y los recuerdos”.
¿Qué
tipo de cliente sabe apreciar estas piezas cuyo valor va más allá
del mero accesorio de moda? Zoe cuenta que quienes
mejor entienden su obra suelen ser aquellos “que miran más allá:
personas creativas que no temen ser diferentes. La compran muchos
diseñadores de joyas. "Me hace muy feliz cualquiera que tenga una de mis piezas no solo por ponérselas sino por el
cariño con que las atesoran. Esto no es moda: no es algo que uses un día y
descartes en un tiempo. Trata del pensamiento y el alma”.
A
Betty le
interesa la capacidad de contar historias de las joyas y su valor
sentimental. Las joyas que nos ponemos suelen ir ligadas a una
historia: a quién perteneció, cuándo y por qué se compró, etc.
“Yo utilizo juegos de palabras, mensajes ocultos, secretos y
cuentos y disfruto pensando en que el que las ve o las compra
participan de esto”. Como si se tratase de un juego, invita a
que quienes llevan sus obras “a que se pregunten por qué algunas
palabras están subrayadas. Todas las respuestas son válidas”.
Más
cerca del planteamiento de diseño de colecciones de accesorios de
moda con una finalidad decorativa y comercial, Apréski, piensa en
personas que, como a ella, les encante coleccionar cosas. “Me
parece positivo que el envoltorio complemente el producto pero
también que tenga valor por sí mismo. Los clientes coleccionan el
packaging y a veces me escriben pidiendo una caja en concreto porque
les gusta el trabajo de un ilustrador, eso me hace especial ilusión”.