MATIN ZAD. “Sabía que quería ser artista”. Neo2. 2013



Fotografía de moda que es arte· Hombres entre flores y tonos pastel· Expresar emociones sin la mirada· Modelos con una cualidad etérea· Sensibilidad y vulnerabilidad.

Lo hemos descubierto gracias a su colaboración con el diseñador Duckie Brown. La belleza contenida en los pósters de modelos masculinos camuflados entre ropas y fondos florales, no ha pasado desapercibida.


Matin Zad es lacónico en sus respuestas, como si se tratase de uno de esos artistas que dejan que su obra hable por ellos. Este año cumple 26 años, acaba de graduarse en la neoyorkina School of Visual Arts (MFA) y carga una mochila de talento.

Antes de decidir qué es lo que iba a hacer, Zad ya sabía que quería ser artista: “solo tenía que encontrar la obra. La fotografía vino a mí de un modo natural al final de mi adolescencia. Es un medio que me permite compaginarlo con mis otras pasiones: la moda y los photo-books”. Una vez que encontró su vocación, no dudó en trasladarse de su Toronto natal a Nueva York persiguiendo llegar lo más alto posible en el mundo de la moda.

Para conseguirlo, su obra pretende “reflejar la poesía que reside en lo banal y transmitir una imagen de purgatorio heroico”. Matin busca dos ingredientes fundamentales: “modelos que olviden que están posando para ser ellos mismos y la luz natural con un halo de misterio de un día nublado”.

Una cita de la personalísima fotógrafa Diane Arbus le ayuda a no perder el rumbo a la hora de editar su trabajo: “Cuanto más específico eres, más general será”.

Además de esta cita, su lista de referencias está presidida por movimientos estéticos como la escultura del Formalismo, el Postminimalismo, el movimiento Antifashion de los años 90 y la obra de artistas como Maurizio Cattelan o Rei Kawakubo.

Pero Matin no quiere limitarse a la fotografía de moda. Entre los proyectos en los que está involucrado actualmente, uno de los que más le entusiasman es su debut como director en un corto: “Sucederá en una cocina de Brooklyn de hoy en día mientras el modelo se prepara una taza de café. Me gustan los planos secuencia que resultan líricos y conmovedores.”

En el horizonte, un claro objetivo: “Significar para el diseñador británico J.W. Anderson lo que Juergen Teller, para Marc Jacobs”.

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