Calle 20. Collage: imágenes que no caducan. Diciembre 2010





























Cuando se trata de buscar imágenes para montar un collage, los medios impresos dejan de tener fecha de caducidad. Las noticias a las que acompañaban las fotos se convierten en meras agrupaciones de distintas tipografías y las fotos cobran valor por sí mismas. Paseamos por el panorama del collage actual en España y el uso de imágenes de tiempos pasados.

Las antiguas revistas, los libros con hojas carcomidas y papeles que amarilleaban olvidados en los cajones de las casas de nuestros abuelos vuelven a tener una segunda vida en manos de estos aficionados a imaginar nuevas posibilidades figurativas tijeras en mano.

Casi todos empezaron a hacer collage como un hobbie pero cada uno llegó a él siguiendo su propio camino. Dejamos que cada uno nos hable de sus inicios antes de meternos en materia: Los más precoces del grupo fueron Daniel Estheras (Madrid, 1987) y Dani Sanchís (Dénia, 1976) que recuerdan que su afición por recortar les viene de niños. Francisca Pageo (Murcia, 1983) cuenta que todo surgió “de manera paralela a mis diarios escritos cuando comencé a trabajar como asistente de fotógrafo y mi interés por todo lo visual aumentó”. Raúl Lázaro (Alicante, 1980) recurrió a esta técnica “huyendo del hiperrealismo, los renders y las ciudades virtuales que nos venden. También por esa capacidad para sugerir historias y vidas cruzadas tras de sí”. Julio Falagán (Valladolid, 1979) vivía cerca de un vertedero mientras estudiaba en la facultad de Bellas Artes, “allí descubrí el potencial de los despojos. Empecé haciendo ensamblajes tridimensionales y de ahí me pasé al collage. Es el mismo método de trabajo, pero más cómodo: el papel ocupa menos espacio que las chapas y las maderas”.

El caso de Mario Nofre, conocido como Artista Di Merda (Godall,Tarragona, 1975 ), fue más complejo: “durante mucho tiempo tuve cierto conflicto para representar algunas ideas: buscaba un procedimiento que diera forma a lo que quería hacer. Quería huir de cualquier gesto o trazo en las ilustraciones que imprimiera personalidad y que lo identificara con una forma de trabajar concreta. Prefería lo aséptico y la impersonalidad de lo ajeno. De esta manera me encontré con el encanto de la historia robada, el reciclaje de historias que conforman una nueva, con elementos que cumplen una función muy distinta de la inicial. Además, el collage proporciona una inmediatez que no hay en otros procesos de creación”.

Hay un paso del collage a la recuperación de imágenes del pasado, Francisca Pageo, bajo el pseudónimo de misspaq, afirma trabajar “desde la intuición” y asocia a su personalidad “un tanto melancólica y bastante imaginativa” el hecho de que le encante el toque de las imágenes de otras épocas. “Puedes crear historias y sensaciones de otros tiempos estando en el presente. Es como traer la memoria del pasado a nuestros días, pero enfocándolo desde un punto de vista actual y personal”. Para Mario Nofre, “las imágenes vintage suponen, en el momento de empezar cualquier trabajo, un punto de partida que lleva implícito una carga conceptual importante. Partir de ahí es mucho más fácil que enfrentarte a la hoja en blanco. Por otra parte, el gusto por las imágenes vintage en absoluto procede de una añoranza por el pasado. Cualquier tiempo pasado, sólo por el mero hecho de ser pasado, nunca es mejor. La imágenes vintage, en cuanto a la relación con el tiempo, sitúan al espectador en una posición de poder. Conocemos la historia posterior a aquella imagen y por ello nos seduce la inocencia que destilan, su ingenuidad. Puede ser una fotografía de la partida del Titanic o un cartel de la américa de los 50 donde se anunciaban los beneficios del tabaco para la salud. Percibir la ignorancia ajena nos reconforta y nos fascina. Todavía más si hay algo trágico en ella”. Daniel Estheras añade otra ventaja: “que no se identifique demasiado al personaje. Si utilizas fotos de hace años, la gente ya no se acuerda”. Dani Sanchís, sin embargo, se desvincula de esta relación con lo retro: “no me siento nada relacionado con la etiqueta "vintage" pese a que la materia prima para mis collages sean imágenes que puedan sugerirlo. Son las imágenes antiguas, de otra época y asimiladas por la cultura visual las que se cuelan en mi escritorio pidiendo ser utilizadas en mi trabajo, pero no sólo esas, también cualquier imagen que me sirva para poder contar aquello que se me antoje en el momento de sentarme a hacer un collage. Me atrae la imagen en general, aquella que conviviendo con otra alcanza un nuevo significado. Hallazgos visuales de uno u otro perfil inesperado a favor de una conspiración en forma de collage”.

“¡Collage analógico siempre!” - exclama Francisca Pageo-. “No podría hacer collages sino puedo tocar el material con el que trabajo, necesito usar las manos. Creo que los que nos dedicamos a esto tenemos una gran cantidad de energía, y que a través del acto de cortar y pegar logramos canalizarla un poco. Además, creo que es una manera bastante creativa y original de reciclar. De todas maneras, si el fondo de un collage o su tono de colores no me convence; no le digo que no a modificarlo un poco con Photoshop”. Raúl Lázaro explica que “siempre me ha gustado tocar, doblar, oler el papel, ver cómo cambian sus colores y sombras con el sol. Y eso sólo lo permite el collage analógico. Me resulta más sencillo trabajar con la mesa llena de papeles y recortes que en una carpeta del ordenador”.

Otra de las características comunes a casi todos los artistas que hacen collage es la acumulación de imágenes y todo tipo de papeles susceptibles de ser transformados en composiciones propias. Raúl ha publicado recientemente un libro titulado “Síndrome de diógenes”: “tengo varias cajoneras llenas de papeles y revistas. Algunos sobres llenos de recortes por temas y algunos libros de segunda mano comprados listos para mutilar”. Daniel Estheras cuenta más: “Todo esto comienza a dar un poco más de miedo cuando arrancas hojas de revistas de todos sitios (la consulta del dentista, en casa de tus amigos, ...) Pero en mi caso se trata más de un diógenes de cartones, hojas viejas, papeles,... Si alguien tiene algo de esto que quiera enviarme ¡que contacte conmigo!” -dice bromeando-. Julio, que a menudo rescata cuadros abandonados que utiliza como base de sus collages, se autoproclama “purista”a la hora de realizar su obra: “no utilizo photoshop, y por lo tanto tienes que tener suficientes imágenes para poder elegir cuál es la mejor en cada momento. Cuantas más tengas más complejo es, y más satisfactorio es el resultado. Yo soy muy Diógenes, siempre que voy a otra ciudad u otro país, lo primero que pregunto es dónde y cuándo ponen el mercadillo. Me gusta el olor a humedad de las revistas viejas”.

Francisca reconoce que su gusto por los objetos de otras épocas no se limita a las imágenes que utiliza en sus collages: “lo retro siempre ha estado presente en mi vida. En realidad esto de coleccionar parece ser genético, mi casa es grande y mis padres guardan muchas cosas de las que usaban antes, es imposible que no me haya influenciado. Además soy una apropiadora empedernida del ajuar de mi madre: las tazas de desayuno, el set de picnic, la maleta de fin de semana, sus juegos de mantelería bordados, las colchas para la cama... me parecen preciosos.” Para Estheras las tiendas de antigüedades son “pequeños museos” y recuerda que “cuando iba a la casa del pueblo siempre andaba rebuscando cosas antiguas. Siempre me ha encantado eso a lo que ahora se le llama vintage y se le añade un valor superior”.

Es a estas alturas del reportaje cuando una se da más cuenta de su extensión limitada, cuando casi no queda espacio para mencionar referencias como Joan Brossa, Josep Renau, Alexis Anne Mackenzie o los artistas pop de las décadas de los cincuenta y sesenta; sin espacio para contar que el tema de los derechos de autor al emplear fotografías ajenas es algo que, en rasgos generales, no les ha condicionado de manera especial en la selección de imágenes del pasado aunque a medida que esta afición personal ha empezado a tener más repercusión pública y profesionalizarse, ha sido un elemento más para sentirse más cómodos utilizándolas... Espacio para detenerse un poco en las obras de cada uno de ellos y ensalzarlas como les corresponde. Esa tarea la dejamos en vuestras manos, no dejéis de consultar sus páginas web...

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