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Jeremy
Blake. Sobre la evanescencia
A
Jeremy Blake no lo voy a entrevistar pero voy a hablar de su obra hipnotizadora,
del color saturado de sus “moving paintings”, de la elegante
evanescencia presente en sus vídeos y la capacidad de atracción de
cada una de sus exuberantes instantáneas.
Jeremy
supo dar un paso más y trasladar la sensación onírica de sus
pinturas abstractas y la preocupación por captar la luz y las
texturas de sus fotografías a las posibilidades que los medios
digitales pusieron ante él.
Jeremy
se dedicó a experimentar con el ritmo a través de secuencias
visuales y encontró la belleza en el camino. El artista concebía el
ritmo como una experiencia vital individual -“no hay más que
contemplarlo en actos como la respiración, el parpadeo o los latidos
del corazón”- y supo provocar emociones en el espectador a través
de su interpretación del equilibrio entre la armonía y la
discordia.
Baldessari
dijo de él que había sido capaz de ir más allá de la tecnología
y hecho posible que el espectador observase la imagen.
Jeremy
supo crear un universo personal, gozar del reconocimiento oficial del
mundo del arte, conquistar a la cineasta, crítica cultural y blogger
Theresa Duncan y permanecer con ella durante 12 años. -Los que los
conocieron decían sentirse halagados bajo su aura de éxito-.
Jeremy supo navegar entre los
límites de la pintura, la fotografía y el vídeo-arte y quizá eso
llamó la atención de reconocidos amantes de la experimentación
como Beck -para quien realizó el precioso vídeo Round
The Bend
y diseñó la portada del album Sea Change (2002)- o Paul Thomas
Anderson -que contó con él para las escenas iniciales de la
película Punch-Drunk
Love (2002)-.
En
sus series de vídeo-retratos combinó películas, dibujos y
fotografías originales con figuras abstractas pintadas y digitales.
Pero tras cada abstracción, él escondía un significado que iba más
allá del puro artificio estilístico. A través de cada una de estas
piezas homenajeó al diseñador de moda británico Ossie Clark,
asociado al “Swinging
London”, al
músico indie y poeta David Berman y a Malcolm McLaren (manager de
los Sex Pistols y diseñador).
Pero
a Jeremy Blake no lo voy a entrevistar por lo que no supo hacer:
Jeremy no supo desvincularse de las paranoias de Theresa cuando ésta
comenzó a sentirse perseguida por la Iglesia de la Cienciología,
Jeremy no supo ver que no era cierto que todos los que no creían
estas teorías conspiradoras estaban contra ellos, Jeremy no supo no
seguir a la que fue su pareja durante 12 años y una semana después
de que ésta se suicidara, se encaminó hacia el Océano Atlántico.
Tras de sí, una pila de ropa, su cartera y una nota evocando a
Theresa. Era el año 2007 y Jeremy Blake tenía 35 años.
Jeremy
se desvaneció como las luces de colores de sus vídeos y, como
cuando la reproducción acaba, nosotros nos quedamos con ganas de
más... Estaremos atentos al guión que Bret
Easton Ellis prepara sobre su vida para una futura película que se
rumorea que Gus Van Sant dirigirá.
Jeremy Blake. On evanescence
Jeremy devoted himself to experimenting with rhythm using visual sequences and found beauty along the way. The artist perceived rhythm as an individual, vital experience ‘you only have to contemplate it in acts such as breathing, blinking or the heart beating’ and knew how to provoke emotions in the spectator through his interpretation of the balance between harmony and discord. Baldessari said of him that he had managed to go beyond technology and made it possible for the spectator to observe the image.
Jeremy knew how to create a personal universe, enjoy official recognition from the art world, win over the film-maker, cultural critique and blogger, Theresa Duncan and stay with her for twelve years. Those who knew them said they felt flattered in their aura of success.
Jeremy knew how to navigate between the limits of painting, photography and video art, and maybe that’s what caught the eye of experimentation lovers like Beck, for whom he made the beautiful video Round The Bend and designed the album cover for Sea Change (2002)- or Paul Thomas Anderson -who hired him for the opening scenes of the film Punch-Drunk Love (2002).
In his video portrait series he combined films drawings and original photographs with painted and digital abstract figures. But behind each abstraction, he hid a deeper meaning that went beyond pure stylistic artifice. Through each of these tribute pieces (to British fashion designer Ossie Clark, associated with ‘Swinging London’, to indie musician and poet David Berman and to Malcolm McLaren manager of the Sex Pistols and designer).
But I’m not going to interview Jeremy Blake because of what he didn’t know how to do: Jeremy didn’t know how to disconnect himself from Theresa’s paranoia when she felt pursued by the Church of Scientology, Jeremy didn’t know how to see that it wasn’t true that everyone who didn’t believe these conspiracy theories was against them, Jeremy didn’t know how to not follow the woman who had been his partner for twelve years and a week after she committed suicide, he walked into the Atlantic Ocean. Leaving a pile of clothes, his wallet and note evoking Theresa behind him. It was 2007 and Jeremy Blake was 35 years old.
Jeremy faded away like the coloured lights in his videos and, just as when the film ends, we are left wanting more…we will keep our eyes open for the script that Bret Easton Ellis is preparing about his life for a future film it is rumoured that Gus Van Sant will direct.
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